El pequeño David nació el 8 de diciembre de 1936 en Hollywood, porque su padre, el actor John Carradine, trabajaba allí, que si el padre hubiera sido ditero, a lo mejó hubiera nacido en Pinomontano. Su madre fue Ardanelle McCool, la que le hizo el disfraz casero de superman y al niño no se le ocurrió otra cosa que atarse la capa al cuello y subirse al tejado para intentar volar. Al final no pasó nada, pero desde ese día David fue un hombre temerario, sin miedo y empeñado en atarse cosas al cuello. Sus padres se divorciaron en 1941, cuando David tenía 5 años. A él no le gustaba ser hijo de un famoso porque siempre se estaban mudando y nunca le daba tiempo de hacer amiguitos y conseguir el cromo de Clemente. De personalidad un tanto extraña, el chiquillo un año por reyes pidió un gancho pa colgar la bicicleta y claro, la madre le tuvo que explicar que primero tenía que pedir la bicicleta, pero él no lo entendía. A él lo que más le gustaba era acompañar a su madre a tender, que la madre cuando levantaba el colchón, en vez de revistas del Venca se encontraba los cordeles de las vecinas. En su juventud se convirtió en uno de los pioneros del movimiento hippy norteamericano y vivía en comunas, porque ya se veía que una mijita espeso sí era David, que le gustaba menos un jabón que un peine, que ni en las películas lo peinaban ar gachó. Y es que él en verdá no quería ser actor, sino granjero, que tienen esos graneros con esas vigas altas que dan ganas de hacerse una… hamaca. Al final un día estaban buscando a un actor con rasgos asiáticos, pero no tanto como Bruce Lee, y acabó interpretando a un monje Shaolin al que otro monje con los ojos como las caballas del Mercadona le decía “pequeño saltamontes”. De aquí a Kill Bill, lo que hizo David fue - ir al Karate los lune y los miércole. - tener siempre la melenita cortada a la misma altura. - y casarse muchas veces: en 1960, en 1977, en 1986, en 1999 y en 2004, que el cromo de Clemente no, pero sentencias de divorcios, hasta repetías. Tuvo 3 hijos, Calista, Tom y Kansas. No sé qué niño corresponde a qué madre porque hay fechas de nacimiento que no coinciden con ningún intervalo de matrimonio, pero es que creo que David tampoco lo sabía con seguridad. Allá por los 90, ya tenía la melenita gris, que si bien no era abundante, eso ya no se perdía porque las canas vuelven a salir y los ojos así caiditos como un Gran Danés. Fue en esta época cuando dirigió, produjo y protagonizó “Kun fú, La leyenda continúa”, menos mal que luego llegó Quentin Tarantino y le dio un papel en “Kill Bill” para que su carrera tuviera un cierre digno a tan extraña persona que tenía pinta de gustarle los garbanzos de los mezclaitos. Una de sus últimas apariciones fue en una serie televisiva “de fantasma” dónde se encerraban a famosos en casa encantadas, hola, qué tal, igualmente, para encontrarse con espíritus y ruidos raros, como los que salen en Cuarto Milenio, que al final es una rata comiendo pipas. Carradine era parte guía y persona de experiencia para acompañar a los famosos, la Aramis Fuster de ellos. Desgraciadamente, el 4 de junio de 2009, en un descansito par shangüi mientras rodaba su último proyecto en Tailandia, lo encontraron con la cara un poquito azul en la habitación de un hotel a lo Pedro J. Ramírez, con un VHS de los mejores momentos de Bricomanía y un rollo de córdel verde, de los que es una jartá de difícil hacerle el nudo porque se resbala, aunque ustedes siempre podrán recordarlo cada vez que vean un granero con vigas altas o conozcan a alguien que se comen los garbancitos del mezclaito.